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El problema de la enfermedad cerebrovascular: una revisión actualizada en AMF semFYC

El problema de la enfermedad cerebrovascular: una revisión actualizada en AMF semFYC

En el último número de la revista AMF semFYC, María Jesús González, especialista en Medicina de Familia y Comunitaria y miembro del grupo de trabajo de Neurología de la semFYC, publica su artículo ‘Enfermedad cerebrovascular’, una revisión actualizada sobre esta patología.

Tiempo de lectura: 5 minutos
Fecha de publicación: 27 de junio de 2024

La enfermedad cerebrovascular (ECV) se refiere a una alteración en el flujo sanguíneo cerebral, que puede ser causada por isquemia (falta de flujo sanguíneo) o hemorragia (sangrado). Esta condición puede presentarse de forma sintomática o asintomática, y sus consecuencias varían desde recuperaciones casi completas hasta la muerte. Este amplio espectro de resultados depende de factores como la localización de la lesión, las conexiones sinápticas preexistentes y la capacidad de recuperación del individuo

Impacto en la salud pública

El daño acumulativo silencioso y asintomático asociado con la ECV puede ser una causa subyacente de deterioro cognitivo y demencia vascular. En 2023, el ictus fue la segunda causa de muerte en España, solo superada por la enfermedad isquémica del corazón, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, el ictus es la principal causa de discapacida
d, según la Encuesta de 2020 sobre discapacidad, autonomía personal y situaciones de dependencia.

Prevalencia en España y Europa

En 2006, la prevalencia del ictus en personas de 70 años o más en España fue del 6,4%, con diferencias significativas entre sexos y áreas geográficas. Los hombres y las personas en zonas urbanas tenían tasas más altas de ictus. En comparación con Europa, donde la prevalencia y la incidencia del ictus son ligeramente superiores, España registró 71.780 nuevos casos en 2018.

Disminución de recurrentes y desigualdades regionales

Las tasas de accidentes cerebrovasculares recurrentes y ataques isquémicos transitorios han disminuido en los últimos años gracias a mejoras en las estrategias de prevención. Sin embargo, persisten desigualdades en salud entre las comunidades autónomas. En 2022, la comunidad autónoma de residencia fue un factor de riesgo significativo de mortalidad por ictus, más que la proximidad a una unidad de ictus.

Intervenciones y Atención Primaria

Las intervenciones hospitalarias, como el intervencionismo endovascular, son cruciales para el tratamiento de la ECV. Sin embargo, la mayor parte de las acciones preventivas y de tratamiento recaen en la Atención Primaria. Estas incluyen:

  • Prevención primaria de factores de riesgo como la hipertensión arterial (HTA) y la fibrilación auricular (FA).
  • Detección y manejo del código ictus.
  • Atención post-alta, rehabilitación y prevención secundaria y terciaria.
  • Atención domiciliaria.

Diagnóstico clínico, herramientas y prevención

Para el diagnóstico clínico del ictus, los síntomas clave incluyen debilidad facial repentina, dificultades en el habla o incapacidad para levantar un brazo. Las escalas extrahospitalarias, como la Cincinnati Prehospital Stroke Scale y la Recognition of Stroke in the Emergency Room (ROSIER), son herramientas recomendadas para establecer el diagnóstico en pacientes con síntomas neurológicos recientes.
Respecto al tratamiento del ictus isquémico, la trombólisis intravenosa y la trombectomía son estrategias hospitalarias importantes. El manejo del ictus hemorrágico se centra en la prevención del edema y, en algunos casos, la intervención quirúrgica. La rehabilitación temprana y el control de los factores de riesgo son esenciales para mejorar el pronóstico y prevenir recurrencias.

Prevención primaria y secundaria

La especialista explica que la prevención primaria se enfoca en controlar factores de riesgo modificables como la HTA, el tabaquismo y la obesidad, y promover estilos de vida saludables. Por otro lado, en la prevención secundaria, el control de la presión arterial, el uso de antiagregantes y anticoagulantes, y el manejo de patologías cardíacas subyacentes son cruciales para reducir el riesgo de un segundo evento cerebrovascular.

La ECV es una enfermedad con un impacto significativo en la salud pública debido a su alta prevalencia, mortalidad y morbilidad. Las estrategias de prevención y tratamiento en el ámbito de la Atención Primaria, junto con una atención especializada rápida y eficaz, son fundamentales para mejorar los resultados y reducir las desigualdades en salud.

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