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EMOCION Y COGNICIÓN. Un binomio inseparable

EMOCION Y COGNICIÓN. Un binomio inseparable

  • ¿Cómo influyen las emociones en la forma de pensar y en la toma de decisiones?
  • ¿Cómo influyen los pensamientos en las emociones?
Tiempo de lectura: 2 minutos
Fecha de publicación: 23 de octubre de 2023

Sin duda no existe una respuesta única ni absoluta a estas preguntas, sin embargo, ellas nos invitan a reconocer la posibilidad de un enfoque más global e integrativo en el que se planteen otros factores además del somático, fundamentales para el cuidado de algo tan importante como la salud y la vida misma.

Durante muchos años se concibió la mente como algo frío, sin emociones, sin sentimientos, mayoritariamente vinculada a los procesos racionales. Esta premisa ya no se sostiene.

Con el desarrollo progresivo y creciente, de distintas disciplinas, como la Psiconeuroinmunología, se siguen aportando datos que confirman la relación bidireccional entre emociones y cognición, y como incluso, situaciones sociales y ambientales estresantes tienen un impacto apreciable en la competencia del sistema inmune de individuos que experimentan la negatividad.

La relación emoción <--> cognición no sólo tiene una base teórica; sino que existe un sustrato anatomo-fisiológico que es determinante.

Aunque tradicionalmente se adjudicaban las emociones al sistema límbico, surgen modelos que plantean la existencia de circuitos entre distintas áreas del cerebro, el sistema inmunitario, el sistema cardiovascular y el tubo digestivo, estableciendo una red interconectada donde cada respuesta actúa en paralelo y en serie integrando fisiológicamente los estados emocionales. (Barret L.; Pesoa, Loeches.M.)

Coloquialmente hacemos alusión a esta interacción a través de apreciaciones como: “sentir con las tripas; sentir una corazonada o el corazón tiene razones que la razón ignora” … entre otras.

¿Controlamos nuestras emociones o nuestras emociones nos controlan?

Las emociones influyen en los procesos cognitivos de manera significativa y múltiple. Esa relación entre lo cognitivo y lo emocional puede a veces ser incluso indistinguible.

Tenemos la oportunidad de aprovechar el buen uso de nuestras emociones y de la información que nos aportan, e implementar acciones y comportamientos que permitan re- adaptar las emociones hacia un resultado más coherente con nuestros deseos y necesidades, y más empático y eficaz con los pacientes.

¿De qué forma influyen las emociones en nuestra cognición?

Las emociones (incluso de forma subliminal) tienen un impacto en el procesamiento de sucesos, la creatividad, la cooperación social y en nuestra conducta (Winkielman el al 2004), y por lo tanto influyen en el juicio, el razonamiento y la toma de decisiones.

Las emociones “capturan” la atención y los estímulos emocionales son procesados de forma preferente. Las emociones negativas o desagradables también potencian la atención hacia lo negativo. ¿Cuántas veces en nuestro día a día en consultas, ante el malestar por una agenda sobrecargada de pacientes y la necesidad brindar la mejor asistencia posible, vemos mermada nuestra atención al verdadero motivo de consulta, como consecuencia del “miedo y el enojo”

que puede suponernos no disponer tiempo para nuestro trabajo? En esas circunstancias priorizamos todo lo que está mal, y no valoramos nuestra capacidad de ser efectivos y sentirnos satisfechos con los recursos intrínsecos y extrínsecos que tenemos.

Se recuerdan mejor las cosas que tienen un impacto emocional. El procesamiento de los contenidos en nuestra memoria es diferente en función de si están asociados con emociones positivas y placenteras o si lo están con emociones desagradables y negativas. Por ejemplo, seguramente recordemos mejor lo que estábamos haciendo cuando recibimos o dimos una mala noticia, que cuando salimos de trabajar un día cualquiera. En ello influyen la carga afectiva del material a recordar; en general los contenidos con mayor carga emocional se recuerdan mejor que los que carecen de valencia afectiva.

La riqueza del lenguaje abre el abanico de posibilidades a otras interpretaciones y a la comunicación. Podemos aprender a re-etiquetar la dimensión emocional de un estímulo y reconocer el impacto que nos produce para procesarlo mejor. No es lo mismo “fatal” que “mal”. (Barret 2017. Granularidad emocional). De la misma manera existe una dimensión de lo no verbal implícita en el lenguaje, que permite generar emociones mediante expresiones del rostro conscientes o no, que posibilita modular algunas emociones y generar un efecto conductual y físico diferente.

¿Cómo influye la cognición en las emociones? ¿Pueden nuestros pensamientos modificar nuestro estado emocional?

Partiendo de la relación bidireccional de emoción y cognición la respuesta indudablemente es afirmativa. Eso nos abre un espacio de intervención, en el que podemos influir en el desarrollo de nuestras emociones a través de:

A. Atención: identificar las emociones que surgen, y el tipo de pensamientos asociados a ellas; tomar conciencia de las palabras que pronunciamos en alto, o no, y comprender su relación con el estado emocional y el significado que otorgamos a los hechos.

Esto representa una manera de acercarse y escuchar esas sensaciones corporales para descubrir los significados personales que contienen.

Por ejemplo… ¿Has tenido alguna vez la sensación corporal de “un nudo en el estómago”, o “un tapón en la garganta”?

B. Reinterpretación, a través del cambio del contenido y el tono del lenguaje, establecer un nuevo mensaje que nos permita afrontar la situación y reformular nuestro estado emocional.

C. Inhibición, selección o modulación de las respuestas comportamentales Comprender la impronta de nuestras experiencias previas, (de nuestra familia, de nuestra educación, culturales, sociales etc.) como información potencialmente útil, sin quedarnos pegados a ella, y decidir un cambio. “¿puedo hacer algo para que la secuencia de acontecimientos funcione de otra manera sin erosionar la relación?”. En caso negativo: “voy a relajarme y a disfrutar de estos momentos”.
 

Stella Maris Méndez Iglesias.

Integrante del GdT de Salud Basada en las Emociones.

 

Bibliografía:

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-Vanessa Cáceres Nieto: La influencia de las emociones sobre los procesos de atención y memoria. Trabajo fin de grado Facultad de Educación y Trabajo Social de Valladolid http://uvadoc.uva.es/handle/10324/14539

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