Actualidad
Hemos Leído:

Hemos Leído: "La dimensión de género en la pandemia: análisis a partir de la situación en Navarra"

En esta publicación, desde el Grupo de Trabajo de Inequidades en Salud de la namFYC, resumimos y comentamos el artículo “La dimensión de género en la pandemia. Análisis a partir de la situación en Navarra”, recogido en el monográfico sobre la COVID-19 en Navarra, de la revista Anales del Sistema Sanitario de Navarra.  est

Tiempo de lectura: 2 minutos
Fecha de publicación: 16 de mayo de 2024

En este artículo, las autoras se basan en tres constataciones durante la pandemia de la COVID-19: 

  1. La mayoría los trabajadores de profesiones esenciales fueron mujeres (Real Decreto-ley 10/2020 del 20 de marzo autorizó sólo la movilidad y desempeño de aquellas profesiones esenciales en el contexto de la lucha contra la COVID-19). 
  2. Se dieron relaciones de poder, cuidado y trabajo desiguales entre hombres y mujeres en casa y respecto al teletrabajo. 
  3. Se incrementó el riesgo de vivir violencia machista.

Para escribir el artículo, se basaron en distintas fuentes, como el Instituto Nacional de Estadística (INE) (a 31 de diciembre de 2021), la Encuesta de Población Activa (EPA), la Encuesta de estructura salarial o el Informe de la dependencia de Navarra (Observatorio de la Realidad Social 2021).

Para cada una de las constataciones que realizan, aportan muchos datos, entre los que destacamos: 

  1. La mayoría de los trabajadores de profesiones esenciales fueron mujeres: 49 millones de personal cuidador y sanitario de la UE ha estado altamente expuesto al coronavirus y, según sus registros, el 76% del total fueron mujeres. En los datos de la UE, el 82% de las cajeras son mujeres. En Navarra presentan datos de 2021 sobre la feminización de las profesiones sociosanitarias. 

Sobre el Servicio de Atención Domiciliaria del Ayuntamiento aportan datos del año 2020, que comenzó en España con 56.546 personas cuidadoras no profesionales (1.342 en Navarra), de los cuales el 89,2% eran mujeres. Dos años más tarde, en diciembre de 2021, eran casi 10.000 mujeres más (19,8%). 

En cuanto a estimaciones de economía sumergida en Navarra en el sector cuidados, se relata que casi 9.000 personas podrían estar trabajando en el régimen especial de empleadas de hogar, de las cuales el 25% podrían estar desarrollando su trabajo en esta situación. 

Como consecuencia de la participación de las mujeres en sectores con alta precariedad relatan las siguientes: mayor inestabilidad en sus condiciones vitales; menor capacidad económica; la ganancia en precio/hora en 2020 en España sería 9,4€ inferior en mujeres que, en hombres, dato inferior a la media europea (13€) y a los de otros países como Alemania, Finlandia o Francia; mayor consumo de tranquilizantes y analgésicos opioides durante la pandemia, empeorando significativamente la salud entre las trabajadoras de primera línea, sobre todo su salud mental. 

También constatan las autoras que en noviembre de 2020 un 9,9 % de la población española se había contagiado de COVID-19, pero el porcentaje de personal sanitario contagiado fue del 16,8%, y en las mujeres cuidadoras de personas dependientes fue del 16,3%. En las personas encargadas de tareas de limpieza fue del 13,9%, y entre trabajadoras de las residencias del 13,1%. En personas que no tenían nacionalidad española supuso el 13,1%. 

  1. Desiguales relaciones de poder, cuidado y trabajo entre hombres y mujeres. 

14.048 personas se acogieron al plan Me Cuida (Real Decreto-ley 8/2020), que tenía por objetivo facilitar la conciliación de las familias entre marzo de 2020 y abril de 2022. De este total, el 77% fueron mujeres. Las mujeres en Navarra fueron titulares de tres de cada cuatro ERTE parciales. 

       3. Incremento del riesgo de vivir violencia machista. 

El teléfono de asistencia a víctimas (016), recibió 26.667 llamadas en el segundo trimestre de 2020, un dato histórico que supone un aumento del 51%.  Las denuncias en 2020 indican un descenso respecto a 2019, tanto en España (8,4%) como en Navarra (12,3%). 

A partir de ello las autoras describen las lecciones aprendidas y propuestas:  

a) La pandemia no ha hecho sino visibilizar, e incluso intensificar, los procesos de desigualdad presentes en nuestra sociedad.   

b) Los datos relativos a Navarra evidencian que el empleo de los sectores laborales y de cuidados tiene unos índices de precariedad e informalidad más elevados que el resto y, en consecuencia, la protección social de este empleo es más débil, por lo que a la desigualdad del mercado laboral se le añade la originada desde el plano institucional.  

c) Es preciso saldar la deuda con el empleo femenino mediante la revalorización y la mejora de sus condiciones laborales y salariales, y mayor protección social. 

d) Emerger la economía sumergida en los sectores de cuidados y limpieza tan feminizados, es también prioritario. Para ello se pueden valorar desde estrategias de emprendimiento colectivo en el sector, hasta fórmulas de paternariado público-privado orientadas a construir un modelo de cuidados más humano para las personas cuidadas y menos precario para las personas cuidadoras.  

e) Afrontar un debate profundo sobre el modelo de cuidados residencial para personas mayores en España y en Navarra, con mayoría de trabajadoras mujeres, en un entorno más vulnerable al contagio. Se impone impulsar un modelo residencial distinto, basado en fórmulas alternativas como pisos tutelados, residencias comunitarias o residencias de medio tamaño abiertas al entorno, entre otras.   

f) Avanzar en la corresponsabilidad de las tareas del cuidado y el hogar. La pandemia nos ofrece una ocasión propicia para afrontar el necesario debate social sobre los cuidados, la conciliación, el teletrabajo y los dispositivos de cuidado que contribuyan a aliviar la sobrecarga de muchas mujeres. Es necesario combinar acciones políticas de distinto tipo: sensibilización, coeducación, regulación del teletrabajo con perspectiva de género, e incluso medidas de acción positiva en el mercado de trabajo.  

g) En la violencia machista, la pandemia y las medidas de confinamiento supusieron un contexto con mayor riesgo de sufrir violencia de género y menos oportunidades de denunciarla. Para acabar con la violencia se debe continuar trabajando en la sensibilización, la denuncia y la formación en igualdad, pero también en garantizar protección y seguridad a sus víctimas con una segunda oportunidad para ellas mediante el acceso a recursos y dispositivos de ayuda.  

Conclusiones del artículo  

El periodo de la COVID-19 nos ha llevado de nuevo a recordar la necesidad de incorporar la perspectiva de género en la gestión pública, política y social.  

La toma de decisiones políticas debe tener presente las brechas de género persistentes en nuestra sociedad para evitar que situaciones de emergencia las intensifiquen. Hay que provechar la oportunidad de visibilizarlas y afrontarlas.  

Fuente

Pérez-Eransus, B., & Martínez-Virto, L. (2023). 6.4 “La dimensión de género en la pandemia. Análisis a partir de la situación en Navarra”.  Anales Del Sistema Sanitario De Navarra, 635–656. https://doi.org/10.23938/SPAS08.0604